Sí, algo huele a tramposo… pero en esta ocasión no vamos a hablar de política. Vivimos en un mundo en el que hemos cambiado la utopía por el afán numismático… Ah, ¿que no es numismático sino crematístico?… Bueno, preferíamos la primera palabra que, aunque no fuera la apropiada, nos gustaba por estar ya en desuso y, además, nos recordaba al latín. Ah… ¿qué ya no se dice crematístico, sino bling bling? Pues tendremos que acercarnos por alguna academia de inglés, porque también cada vez que abrimos el dominical de algún periódico, encontramos términos como «el bolso it«, «la chica it«, el backstage, y cuando la peluquera nos dijo que iba a poner un negocio con showroom, no sabíamos si se trataba de una peluquería, una bombonería o de un SPA (antes balneario, pero respetamos la palabra spa porque también nos recuerda al latín y por lo tanto es casi revolucionario).
Pero ya nos hemos ido por los cerros de Úbeda, cuando de lo que queríamos hablar es del susto que nos llevamos al encontrar en la tele un anuncio… creemos recordar que de Kinder bueno, o del huevo Kinder, en que tras una escena de mimos de límites algo confusos entre la mamá y el hijo pequeño, dicen algo como «Kinder… un placer compartido», y suena de lo más sexual. Quizá estábamos influidos por un anuncio anterior de Kinder en el que se decía: «Una historia sencilla entre madre e hijo» y Kinder aparecía como ese objeto que comparten entre ambos, sin que el anuncio nos permitiera enteraros bien de en qué consistía la sencillez, ni si esa pretendida sencillez sólo iba a complicarle la vida al niño.
No nos habíamos recuperado aún, cuando vimos otro anuncio de Nenuco en el que la mamá dice algo así como: «Yo, mamá, me entrego a ti, Nico (obsérvese la homofonía entre el nombre del producto y el del niño), para mimarte y cuidarte todos los días de mi vida»; y también «hay amores que huelen a Nenuco»…..
¡¡¡Ehhhh, Alto, Achtung, Halt!!! ¿No es esa la fórmula que se usa en las bodas religiosas cuando el novio y la novia se dicen eso de «Yo, me entrego a ti en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe»?
¿Es que los publicitarios no tienen límites? ¿Es que se educaron en los ochenta y les dijeron que todo valía? Bueno, sí, es cierto que los padres —en general más las madres— cuando son dignos de tal nombre, hacen un auténtico acto de entrega con sus hijos. Acto al que en algún momento van a tener que restarle un poco, si quieren seguir manteniendo una buena relación de pareja. Ya dijo el psicoanalista D. Winnicott que no se trataba de si una madre era buena o mala madre, sino que lo importante era que fuera una good enough mother (lo ponemos en inglés para que no piensen que no conocemos de este idioma ni siquiera el abc, porque no se trata de eso), es decir, una madre lo bastante buena para sostener a su hijo/a en los primeros tiempos aportándole las necesidades básicas de alimento, calor y afecto. Pero no olvidemos que una madre es también lo bastante buena cuando no toma a su hijo/a como el pretendido objeto que va a hacerla feliz, sino que da paso a un espacio vacío entre su hijo/a y ella que en un primer momento vendrá a ser ocupado, o no, por el padre pero que, en cualquier caso, permitirá que el niño se convierta en un sujeto de su propio deseo. Venga o no el papá a ocupar ese espacio, siempre será desde un lugar tercero desde el que se nombrará la diferencia entre ese yo y ese tú que son mamá y su hijo/a, lo que hará de ellos dos personas distintas y no una el reflejo de la otra… Son esas cosas de la lógica que hacen que si sólo hay dos, no hay ningún lugar desde el que se puedan ver como dos, y entonces es como si fueran uno. Espacio que en el anuncio de Kinder ocupa el chocolate y en el de Nenuco, el frasco de colonia.
Ah, entonces ya lo vamos entendiendo. Entendemos que lo que vende es que las mamás se casen con sus niños (son varoncitos en ambos anuncios) y que lo único que pongan como tercero entre ellos sea un producto de consumo. ¡¡¡Venga, venga, a consumir y a que nos consuman!!!
Pues el otro día encontramos en las redes una historia tremebunda que ya no es de tuto, sino de muete. Copiamos y traducimos lo que el periodista relataba: «Esto es la historia de una pareja feliz, Ali y Ben y su hijita Olivia. A los 31 años, Ali muere de un cáncer fulminante. Olivia no tiene más que un año. Dos años después, cuando están a punto de dejar la casa familiar, Ben decide hacerse fotos con Olivia, reproducir las bellas fotos de novios en la casa. Salvo que en esta nueva versión, la hijita toma el lugar de la mamá al lado del padre». Aquí pueden ver el reportaje: http://leplus.nouvelobs.com/contribution/1085489-sa-femme-meurt-il-refait-des-photos-de-mariage-avec-sa-fille-emouvant-ou-flippant.html
¿Es que el mundo se ha vuelto definitivamente idiota, o somos nosotros los que no encajamos? En cualquier caso, deseamos a los lectores de esta bitácora que un excelente 2014 nos regale a todos un poco de sensatez.